viernes, 21 de febrero de 2014

Time

El amor se muestra de distintas formas, no creo que se repita alguna. Nos sumerge en una realidad en donde somos simplemente náufragos ciegos en el océano formado por una sola persona, quien es el dueño de nuestra alma. El amor al igual que el mar, se recoge y a veces desaparece, dejándonos expuestos, desnudos ante la realidad. Al panorama contextual, se le suma otra variable, que aplaca y suaviza el dolor que emerge después de recuperar la vista: el tiempo. ¡Cuán necesario es el tiempo!, al que le debemos respeto, ya que es gracias a él que nos conocemos nosotros mismos, y no nos revolcamos en las locuras que nuestra mente despechada nos lanza. Pero si lo respetamos demasiado, se jacta de su buen juicio, reprimiendo las oportunidades que el amor nos trae. El amor es maravilloso, el Creador nos da el sentimiento más hermoso para que lo sintamos una y mil veces. Somos afortunados los que sufrimos, porque tenemos una capacidad inmensa de amar, y como dijo la Madre Teresa de Calcuta: "Ama hasta que duela, si duele es buena señal.

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