miércoles, 18 de diciembre de 2013

Imagine

La lectura transporta la mente a lugares insospechados, inimaginables por los demás, y tan solo por nosotros mismos, cambiantes en función de la cantidad de veces en que nos damos el tiempo, y lujo, de leer. Por otro lado está la escritura que crea estos espacios para que la mente arranque su imaginación. La escritura es una forma de vertir lo que tenemos en nuestra cabeza, en otras, las cuales a medida que absorven la digieren de distinta forma y fondo, creando mundos, universos, sentimientos... es increíble lo que podemos formar, y no lo hacemos, por el solo hecho de la vida diaria que nos hace olvidar lo creativo por lo llamado "real", lo rutinario, lo que no tiene formas de creatividad, por el solo hecho de que ya está, existe y que solo podemos vivir con ello. ¿Qué hacer cuando no podemos (no nos dejan) crear?, ¿A qué mundo accedimos? es simple: mundos y universos prestados por otras mentes. Las mentes con ganas de crear nos refugiamos en películas y series. Aunque éstas nos hagan temblar el corazón, no es lo mismo que lo anterior. Los sentimientos que afloran al ser expectadores de tales creaciones, son incomparables con lo ya mencionado. No podemos olvidarlo, sino poco a poco nos convertimos en artefactos de utiliería de aquellos mundos, en personajes extras que, auqnue no estuvieran, la película o serie, continuaría de la misma manera. Es maravilloso lo grandes en que nos convertiríamos en tomar un libro o un cuaderno y un lápiz nuevamente, y dejarnos llevar por la más pura y deleitable droga: la mente.