viernes, 8 de marzo de 2013
PAN Y ROSAS
En el mes de marzo de 1909, ciento cuarenta jóvenes murieron calcinadas en la fábrica textil donde trabajaban encerradas en condiciones inhumanas. En ese mismo año otras treinta mil mujeres, obreras textiles, se declararon en huelga y fueron duramente reprimidas por la policía. A principios de 1912, en la ciudad de Lawrence (Masachusets) estalló la huelga conocida como ‘Pan y rosas’, lema del que ha surgido el título de este artículo. Fue protagonizada por obreras textiles que sintetizaban en estas palabras sus demandas por el aumento de salario (el pan) y por mejores condiciones de vida (las rosas). Querían el pan del dinero, querían las rosas de la dignidad.
De esa hermosa consigna surgió el famoso poema de idéntico título que se convirtió en una canción popular del movimiento obrero americano. De él entresaco algunos párrafos:
“Mientras vamos marchando, marchando, a través del hermoso día,
un millón de cocinas oscuras y miles de grises hilanderías
son tocadas por un radiante sol que asoma repentinamente
ya que el pueblo nos oye cantar: ¡Pan y rosas! ¡Pan y rosas!
Mientras vamos marchando, marchando, gran cantidad de mujeres muertas,
van gritando a través de nuestro canto su antiguo reclamo de pan;
sus espíritus fatigados no conocieron el arte, el amor y la belleza.
Sí, peleamos por el pan, pero también peleamos por las rosas”. Y termina con estas hermosas palabras:
“Nuestras vidas no serán explotadas desde el nacimiento hasta la muerte;
los corazones padecen hambre, al igual que los cuerpos.
¡Pan y rosas! ¡Pan y rosas!”.
En 1907, Mary McArthur, perteneciente a la liga inglesa Sindical de Mujeres visitó EEUU para apoyar el movimiento de las mujeres obreras. En Chicago dijo que las mujeres debían trabajar para algo más que para aumentar los salarios. En el discurso dijo: “Si tienes dos pedazos de pan, vende uno y compra flores. El pan es el alimento del cuerpo, las flores son buenas para la mente”. Pan y rosas.
jueves, 7 de marzo de 2013
No Fear
Qué es la soledad... diría que no es estar solo en algún lugar, no es estar sin hablar con alguien por un tiempo, va más allá, es estar dentro de una burbuja que nadie logra penetrar, es interactuar con personas a diario, reír y llorar acompañado, y sentirse aún así vacío. Es la consecuencia de la destrucción que va más allá del órgano que no deja de latir hasta que el de arriba lo estime conveniente, es creer que se vuelve a empezar cuando no es así. Se puede tener el coraje de sobra pero no llegar a nada. Al ponerse a pensar, hay reflejos de un nuevo comienzo, que se aleja mientras se trata de llegar a él. El día a día pasa a ser el compañero de las frías tardes que se avecinan, es acostumbrarse a la brisa que llega estando bajo un gran paraguas... y ya llegan, esos dos amigos infaltables que están junto a mi año a año, mi otoño y mi invierno. El frío ya casi está.
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